3. No hay una Casta Sacerdotal que Actúe de Intermediario entre Allah y Sus Siervos

Un sabio Musulmán dijo en una ocasión: “Los caminos que llevan a Allah son tantos como las respiraciones de Sus criaturas.” En otras palabras, cada uno es libre de comunicarse con su Señor directamente. Todos podemos invocar a Allah con nuestras salah y pedir en ellas el perdón. Si alguien se vuelve a Allah sinceramente, Allah le perdonará y le mostrará un camino llano y una guía.

Allah Todopoderoso continuamente anima a sus siervos a hacer la salah y a pedirle perdón. Es tan grande Su misericordia que nunca dejará desatendidas las súplicas de Sus siervos sinceros. Pero nadie más tiene el poder de perdonar y de escuchar y conceder las peticiones de los creyentes, ya que sólo Él es omnipotente. Nadie puede arrogarse este poder. Más aún, ver este poder exclusivo de Allah en cualquier otra criatura se considera “politeísmo”.

En Islam no se necesitan clérigos que dirijan nuestras salah, nuestras prácticas de adoración o nuestros matrimonios. Todo Musulmán debe aprender aquello que necesita para poder practicar Islam adecuadamente. Cuando los Musulmanes se reúnen para hacer la salah eligen, de entre los presentes, al más honorable y al que mayor conocimiento tenga para que los dirija (imam). El papel de los sabios Musulmanes se limita a explicar y a enseñar los principios del Islam, así como a guiar a otros al camino recto a través de charlas y consejos. No tienen ningún poder a la hora de perdonar pecados o aceptar súplicas actuando de intermediarios entre el siervo y su Señor.

La adoración de ídolos comenzó cuando la gente puso intermediarios entre ellos y el Creador. Los politeístas de Mekka argüían que adoraban a los ídolos como una forma de acercarse más a su Señor.[1] Con el tiempo, empezaron a conferir atributos divinos a esos intermediarios.



[1].      Az-Zumar, 39:3.

%d bloggers like this: